El Hombre y la Máquina
- aidareyesalcalde
- hace 1 día
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Máscara
Cuenta la historia de los dioses que, al ver al ser humano en su arrogancia, a toda una civilización les concedió una máscara, donde la vida de los otros fuera recreada, en medio del bullicio, los vapores y las máquinas voladoras.
(Hombre)
Antes de ser desfigurado, era yo invisible a la mirada del hombre. Donde el dolor no toca lo imaginario, lo hace esta sonrisa descarnada. Hasta que los dioses esculpieron en acero mi rostro. Lo cierto es que poseo una mutilada sonrisa y una máscara que los dioses erigieron para mí, en la inmensidad de la noche, en los páramos, sólo reposa.
Alguien dijo que mi creador era un tal Víctor Hugo y esa verdad retumbó desacreditando a su dios. Lo cierto es que allí donde reposa el Poeta, no lo hace su libro.
(Poeta)
Me levanté desde Los Miserables donde se erige la ignorancia en diversas lenguas, astuta es la mediocridad, cual oculta, subyace. Hablé con antiguos Poetas que pensaban que escribir sobre vida recreada era multiplicar este dolor precario. La inmediatez es dantesca como este océano, que al idiota lo devuelve como espuma, que "voluntad y esfuerzo" es mucho mejor que haber nacido virtuoso.
Ignoro cuan perturbados quedaron los dioses al corroborar al ser humano en su arrogancia portando en su peregrinar sus glorias ficticias. Ignoro cuan perturbados quedaron al ver al ser humano como a un dios ante la gran creación: la máquina.
*
Mecánica
Aminoró el viaje, el peso, solo alas vacías. Mas esto, insignificancia pura, no lo limitó ante su magno propósito. Primero hilos, luego cera, posteriormente planos e imaginería mecánica.
En las paredes y el suelo hay un cielo ficticio donde los vuelos son recreados por mi máquina voladora, dijo ante los dioses, cuando experimentaba el porqué, por ejemplo, la velocidad era factor primordial, el aire y la evolución del viento daban las coordenadas exactas donde alzar su raciocinio y poner en práctica su máquina.
Mi carta de navegación es superflua, se dijo ante la del tal Leonardo. Tengo planos de puentes muy ligeros y fuertes que puedo recrear con mucha facilidad a vuelo de pájaro. Cuando veo mis elevos bajo asedio, sé cómo combatir a los curiosos desde mis trincheras y reconstruir en cantidad infinita nuevos planos, con mis intrincados instrumentos.
"El hombre siempre ha imitado a los pájaros" le contestó Ícaro. Arrojarse hacia el vacío y pronto llegar hacia ese lugar soñado, desde donde en altura rompe la barrera lineal.
Entre la herejía y la verdad deambula la máquina, entre su Creador y la ira de los dioses. Y entre los páramos sobre el panteón, Leonardo va en busca de la escoria para plasmar su reveladora anatomía y el "Hombre como obra perfecta" quedaba en entredicho, después de unos cuantos días de perpetuo sueño.
Juan Salvador Gaviota era un artista entre los de su especie, fantasista y hacedor de maravillas, para confeccionar poderosas alas, fue quien despertó a Leonardo desde la intrincada tumba. ¡Necesito tu ciencia! Quiero entender cómo están construidos tus planos y poder recrearlos a exactitud.
Icaro y Juan Salvador eran aves dispares, Icaro hijo pródigo del horror que solía arrodillarse ante su Padre, Juan sólo ave que solía rebelarse ante el éxodo y consolarse ante sus sagradas imágenes.
Un dios es inmortal, pero volar sin tener alas es vida, horror y muerte. ¡El hombre siempre imitando a los pájaros! dijo Ícaro, arrojándose desde lo alto.
*
Cápsula
Un hombre sueña flotando hacia el lado izquierdo de la cápsula, sus ojos parecen levitar mientras su cuerpo se desplaza.
Ha finalizado la hora de sueño, se inclina hacia su brújula, una nueva dirección lo remece, su cuerpo es más liviano y siente que flota. ¿Qué era ese ruido debajo de su cápsula? La realidad es distraída, lo pone inmóvil, se descoloca, molesto increpa a una parte del sueño, pone resistencia, grita ¡No! Sus facultades parecieron ser perturbadas, su otro yo viene de golpe. Esa mirada de niño astronauta, década del 60, donde los precarios sueños dejaban fisuras.
Aleccionado en las instrucciones cerró sus ojos y de nuevo en la cápsula soñó con ser otro. Comenzó de forma discreta, tal vez con otro nombre, se imaginó más allá de esa máquina voladora donde el amor es mucho más gravitante. La memoria es feroz y grandiosa ¿Será este el día? en su mente...
Cuando el viaje en la cápsula parecía recobrar sentido, unos gritos ensordecedores y luego su familia en Marte desaparece. Entonces desesperado hace nuevas recreaciones, una familia nueva, una esposa y una pequeña hija tal vez él, en una nueva misión.
*
Centro de control
Sentado en la sala de operaciones su apariencia palideció, dantescas imágenes le sucedían en todas esas pantallas, una y otra vez las mismas imágenes, mientras las voces ya más lejanas se mezclaban con el pánico, almas en el humo y muerte.
Desde lejos, de forma extraña, él también era otro muerto, pues el estar vivo añadía ciertas culpas. "Esta caída no necesita ser vista" mientras el horror allá afuera se infiltraba por las ventanas, como su alma trémula disparada a las tinieblas.
Se sabe que el Hombre un día llegará a la Luna, mientras el estridente golpe retumbaba en la máquina. Se extiende febril, con un silbido ensordecedor, la imagen de la cápsula se hace trizas, sus colegas que alguna vez le vieron con admiración impávidos esconden la cara.
Enorme es el sueño del Hombre Redentor que yace paralizado, mas un día, cual mañana siguiente, otra vez en órbita, cual método a las "trágicas enumeraciones" le ruega a Dios no errar el rumbo ya sea Marte, La Tierra o la tumba.
*
Prometeo
Y siguió la nave de Dioses por mar, Moby Dick no era el demonio blanco.
Viajamos bajo la luna de Méliès, seguramente Verne y Wells (nuestros padres) nos esperarán en ese "otro tiempo". Serán reescritas las bibliotecas, un tal Borges (a infinitud) las construirá mañana. Se edificarán grandes naves donde del hombre, ya sea en leguas o en submarino, viajará al centro de la tierra.
Seremos nosotros mismos en nuevas generaciones con nuevas máscaras ¿Y quién nos maneja? ¿un falso poeta?, ¿unas alas?, ¿un módulo?, ¿una torre de control?, ¿un dios pagano?... ¿Existirá esa máquina del tiempo?
Para sentirnos parte de un juego único e irrepetible desperté a Prometeo. Entre las penumbras del vapor iluminó al indefenso humano que no se espantó al ver nuestras máquinas voladoras y bajo esta ficción futurista, toda una civilización se puso de pie. Y la supremacía de la ciencia izó su bandera y echó a andar la máquina hasta ponerla en órbita, la inquietud intelectual, la imaginación, la inventiva, la inducción, el raciocinio, en definitiva, esa capacidad de no "quedarse dormido", ese sentimiento noble de "evolucionar" en todo aspecto.
Ver el complejo proceso de enviar un hombre a la luna, la inteligencia usada al límite para descifrar códigos encriptados en la 2° guerra mundial, cómo Deep Blue pudo superar a Kaspárov sólo con la "ayuda" de otros grandes maestros, la creación del cálculo integral y diferencial para modelar matemáticamente la realidad, la fisión nuclear y prontamente la fusión nuclear controlada (para viajar a las estrellas con el mismo combustible que las hace brillar), ¡cuántas mecánicas! asombran en este "otro lado", me pregunto cómo vio tanto Asimov...
¡Cómo me retuerce la mente! a tanto ha llegado el Hombre, dijo Prometeo, quien manejaba la nave lejos de la tan temida ira de sus Dioses.
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En un manuscrito encontrado en una botella, desde el espacio se encontró esta frase: "Dios es el hombre y también es la máquina, lo que cambia es su evolución en el tiempo" Major Tom.
Aída Reyes Reyes
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