Alberto, el cortés
- aidareyesalcalde
- 27 jul
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Distraído tropezó con la incerteza, el estar de manos atadas lo nubló.
¿Cómo poder ver la luz en un día absolutamente negro?
La noticia de no poder ser padre lo sacudió, pero como es la vida de dulce y agraz,
lo premió con una compañera de vuelo maravillosa.
¿Qué hago con este dolor, si lo único que quiero es volar?
igual que las gaviotas, libre en aire, por el aire libre.
Comenzó poco a poco a tomar altura y
en un vuelo limitado, rompió la barrera mental.
Sacudió la mediocridad de sus plumas y
construyó castillos en el aire a pleno sol con nubes de algodón,
oyó su voz afinada y tan profunda que le habló usando la razón.
Y los demás: desenfrena tu arrogancia,
erigieron una torre para traerlo de vuelta y atarle un ala con la palabra cordura.
Y otra vez esa voz afinada y tan profunda:
el volar libre genera resistencias a prejuicios y ataduras.
Alberto tomó lápiz y papel, en su cabeza, la idea, la canción de su viaje:
A partir de mañana empezaré a vivir la mitad de mi vida se dijo.
Aída Reyes Reyes








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