Des ahogada
- aidareyesalcalde
- 7 sept
- 1 Min. de lectura

Dios hizo el mar, el cielo y la tierra en una semana
y yo lo destruí en unas cuantas horas.
La poesía no es más que odas y olas que se rompen.
Yo Virginia, juro por mi vida que una parte de mi
era ese ángel que se corrompe,
juro que fue Dios quién me arrojó a esas olas,
que harto de mi inmoralidad y mi falta de humor,
puso piedras en mis bolsillos en vez de arrojarlas a mi cara.
Las olas que besaron mi cuerpo
le dieron ese adiós de Dios y Diosa en el silenciado mar.
Fue el faro el que guio a Orlando a mi funeral,
Miss Dalloway decidió que ella misma compraría las flores.
Aída Reyes-Alcalde








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