Falta Sangre
- aidareyesalcalde
- 27 jul
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 16 ago
Yo, Demonio.

Perder el juicio no es sólo caída,
la mente está llena de pistas falsas.
Yo, impúdica memoria,
leyenda incierta de los astros,
susurro en sus oídos dotes de intelectualidad.
Me satisfacen incansables deseos de sabiduría,
yo intercambio frases en sus libros
para que sepan que las paredes de la razón
no están ni estarán vacías.
Y como si fuera una burla,
el intelectual extrajo algunos recuerdos de la tumba.
Un día lo encontré tomando apuntes en el laberinto de la mente,
su astucia me intrigó,
absurda es la incerteza del suicida.
Yo, Demonio, me infiltro en sus sueños
originando en su subconsciente ese recuerdo extraviado.
¿Qué ve el humano cuando Dios le hace trampa?
El descenso no es solo caída,
los suicidas son el precipicio.
Este suicida me recordó a Quiroga,
a nuestras tertulias en penumbras
y a cuando el intelectual, burlándose de mí,
puso un cañón en su sien a pocos centímetros.
Cuando la razón se queda dormida,
yo, Demonio, asomo la cabeza.
¿Qué siente el Santo en la cúspide?
¿Qué siente el ángel cuando lo despluman?
¿Y el humano cuando se ve a sí mismo como auténtico demonio?
El Laberinto de la mente es una batalla que,
como ser insufrible, tengo que dar
y del almohadón de Quiroga al túnel de Sábato,
hace falta sangre.
Albert Camus sentenció que existía
un único problema filosófico serio: "El suicidio"
¿Y cómo se deja lo que te impide avanzar?
Ver el rostro desfigurado de Quiroga
hizo a mis conjeturas considerar
que es mejor no acudir al llamado de un suicida.
En esos instantes es cuando me mira a los ojos,
me desafía y todo cobra su sentido.
Mi longevidad está próxima a la expiración,
siento por momentos mi caducidad,
profuso es desentenderme del perspicaz humano.
Goya marcó a fuego la frase:
"El sueño de la razón produce monstruos"
muchos piensan que la muerte es pérdida
¡absurdo! la actividad cerebral no cesa nunca.
Es como si durmieran, pero... no lo hacen
y es ahí donde se inicia el rompecabezas.
*
Un paso más, es el precipicio.
Usted lector entienda,
yo soy el auténtico demonio.
Yo, ser elegante e inmoral.
Yo, perversión, mi propio homenaje.
Mi llegada fue abrupta,
desde "La Porte de LÉnfer" de Rodin
me esperaba la ironía con gran sentido del humor.
Saboreé sus bocas e interpreté sus mentes y,
como los humanos han perdido la capacidad de reír,
"La humanidad se ha hecho tragedia".
Y mientras Wilde tarareaba:
"Nunca lamentes tu caída oh Ícaro del vuelo intrépido
porque la mayor tragedia de todas es no sentir nunca la ardiente luz",
yo como Demonio replicaba:
Yo soy tu retrato, no es Dorian,
soy ese amante del cuadro
oculto en tu clóset y puesto en la pared,
plumífero alado ¡seamos pareja!
*
Sé que los presos de sí mismos irremediablemente cederán,
envueltos de incertezas y despistados con mis habladurías
como en tantas generaciones, faltos de sustancia.
Mi cizaña puesta como carnada me daba la razón...
¡Faltos de Sesos!
Ver sus guerras me hizo reconocer su perversidad,
verles el rostro, seguirles la pista,
sólo para observarles caer sin poder interferir
para que al menos fueran más elegantes y menos miserables.
En la muerte es donde yo les muestro su propia cara
y pueden verse como lo que son,
por eso el humano teme a su reencarnación,
por eso no vuelven a buscar sus restos,
porque al ver sus exequias de vuelta,
el miedo a levantarse de la tumba,
el despertar en medio de la nada,
el ir a ciegas con un nuevo nombre
para otra vez verse como pusilánime,
es como multiplicar la agonía.
Es mejor disfrutar de los placeres
apetitosos y mundanos a mi parecer.
Aunque la iglesia lo tenga bajo siete llaves,
el sexo es una de las siete maravillas capitales.
Texto completo en pdf - Poema, 491 versos








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