La Otra Evolución
- aidareyesalcalde
- 16 ago
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Capítulo 1 Éxodo
Bajo tanta violencia los hombres optaron por la quietud, secreto fue el vínculo del silencio para la migración. Por diferentes razones políticas, filosóficas o religiosas, el Hombre Nuevo construyó una Arca hacia un Nuevo Mundo para exiliar sus acongojados huesos y vértebras de la opresión.
Al verse desnudos en el páramo exigieron con pudor un uniforme general, otros declarar como único lema Hombre Distinto, otros minimizar las pérdidas, todos repudiando con horror al Mundo Antiguo, despreciándolo para además escupirle en la cara y santiguar a la Nueva Tierra.
Y en una jaula, puesto de cabeza, me vi en el arca, seguramente es un nuevo experimento pensé ¿otro error? posiblemente, pero eso siempre depende de...., reverberaba el Mono.
En la escala de valores y para silenciar a las voces airadas, este Nuevo Mundo tendría nuevos valores y principios, los Siempre Sabios impondrían bajo su tutela una muy cuidadosa colección de libros, jerarquías y nomenclaturas, en nombre del Hombre Nuevo exiliarían al Loco y al Subordinado.
Sin embargo, ir contra la naturaleza humana es tan peligroso como autoengañarse, ejercer la libertad deliberada los podría llevar al cautiverio en el Nuevo Paraíso y la palabra error comenzó a susurrarse más fuerte en los suburbios.
Los humanos cometían los mismos errores de la cruz, como rivalidad y envidia y su involución se hizo palpable. El Enfermo posó la mirada en el Saludable y lo coronaron su Líder. El asombro y la incerteza absoluta dialogaron en el ocaso. El Fusilado y el Dictador nunca fueron amaestrados y el recuerdo del Mundo Antiguo se disipó en la frágil memoria de todos. ¿A quién hay que derrocar dijeron los humanos?
Capítulo 2 La social interacción
Cierta decadencia humana por su parte comenzó a llenarse con la evolución animal y éstos a ganar los espacios dejados por el hombre mediocre. Los Perros eran los amos absolutos, paladar más fino que el antiguo Epicúreo, los Asnos cada vez más sabios, escribían sus memorias referidas y el Cerdo era tan impecable en el proceder y la palabra.
El Hombre Sabio le cedió su libro como gran legado a los animales, la palabra educación se les tatuó en la frente.
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El Conejo Deliberante y el Hombre Cobarde
El Conejo Deliberante con destreza debatió con el Hombre Cobarde. Cobarde sólo lo imaginaba como suculento banquete. Deliberante, dueño de una maravillosa viña, invitó unas copas a su huésped y refirió el secreto de una buena uva y su elegancia para degustar ciertas cepas. Cobarde maravillado del elixir y sabor, arrancó la cabeza de Deliberante y luego de apoderarse, con malas artes de su pata para la buena suerte, cerró las puertas de la viña por dentro.
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El Astuto Zorro y el Hombre Pequeño
Astuto y Pequeño jugaron una partida de ajedrez. Astuto con detenimiento y estrategia vio como Pequeño hizo jaque mate. Zorro y Humano, ambos en admiración mutua, se dieron la mano, muy solemnes, prometiendo cada tarde a las 4 poner reloj y tablero.
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El Cerdo Elegancia y el Hombre Estridencia
Elegancia, orador por excelencia, cuidadoso en cada una de sus palabras, hizo caso omiso del volumen tan alto de Estridencia. Al no poder escuchar con mejor fidelidad su música clásica, envió cordiales misivas, notas fallidas que no recibieron respuesta. La Garza, que en su pata sostenía la tarde, lo invitó con cordialidad a leer los Poemas de la Humana Elvira y juntos, con Cerdo en su rosa pálido, escucharon su refinada música de fondo.
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El Sapo Artes y la Belleza Extinta
Sapo Artes, coleccionista cada vez más escaso en la Nueva Tierra, retrató a Belleza Extinta, destacando sus experimentadas arrugas y en óleo perfecto posó en la luz a esas canas llenas de años de sapiencia. Ambos hicieron una Gala en su lujosa charca, él le obsequió su mayor tesoro, el cuadro La tentación de San Antonio. La imaginería, la cruz y comparsa, les recordó las cíclicas tentaciones del Antiguo Mundo que Dalí retrató en el éxodo del Arca.
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Gato Huraño y Hombre Sensible
De mitos está lleno el humanoide y por ende su sensibilidad masculina. Despojado de los antiguos cánones el Hombre Sensible y su Huraño Gato comparten de la deliciosa quietud de la tarde, el hábitat enmarañado, el rehuir de las personas. Entre bufidos y gruñidos, un dolor les trae de vuelta a este desconcertante éxodo. Maullidos y ronroneos connotan la ansiedad de Huraño, al ser ignorado atacar está dentro de sus patrones de conducta. Sensible, encontrando sentido a sus motivaciones y en la inestabilidad poderosa que ejerce el silencio, experimentó la ilusión de vivir una existencia lineal en el mundo consciente. Las injusticias sociales generadas por el arca y el éxodo albergan demasiadas incertidumbres en su presente, una mera reiteración de ambos mundos.
-¡Esta es mi peripecia! -dijo el Gato- por error u omisión tengo ganas de darte un arañazo, dejando a Humano Sensible cicatrices menos profundas de las cual preocuparse.
Texto completo en pdf, Cuento 9 páginas








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