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La otra traición

Actualizado: 21 jun

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Hastiado de tanta injuria, reunió a cuanto parroquiano pudo y les preguntó ¿conocen la travesía del discípulo? mitad humana, mitad calumnia, pasajes color tinieblas y otros tan blancos como la sotana. La cara humana, siempre tan intrincada, posee facetas, a veces piadosa, otras inmisericorde, demoledoras atrocidades que luego justifica.


Soy un Predicador inusual por excelencia, no puedo controlar el habla ni el prontuario que rebosa a esa inquebrantable verdad. Haré una traición a la manera Iscariote, anunciaré por redes posibles iniciativas, implantaré la duda y el como clavarnos en la cruz, desafiaré la fe malsana, profanadores y pecadores en la inmensidad de la noche se darán de latigazos.


Haré que los que lancen la primera piedra apunten al verdadero pecador, dirán que el más fiel de los Judas, harto de las blasfemias, quiso reivindicar esas treinta monedas que ni siquiera gastó. Uno a uno diremos nuestras verdades, el que roba a manos llenas no tendrá que expropiar para sí el paraíso y paradójicamente el emperador que se hace pasar por Dios, pondrá el otro lado de la mejilla para darle de bofetadas.


Alguien entrega cierta información a un compungido, de inmediato, la gran "oda de insultos" no se hace esperar. Apuntaron que nadie es tan despreciable como el traidor, que no es fiel ni a los suyos. Yo digo que esto es una infamia, la justicia no se jacta en el método, prefiere saciarse en el resultado con perspicaz sabiduría, al asedio enarbola cierta paridad, al daño igual pagarás o mejor.


Las otras traiciones poco a poco irán ganando espacio. La familia que da vida sin que el donante fuera partidario, los hijos delatarán a sus maltratadores padres y padres menospreciados apuntarán a sus hijos traicionando ese pacto de silencio y esa madre que aborta por un bien mayor, dígase no deseado o por el simple hecho de ahorrarle padecimiento.


Mesías, la humildad de tus actos fue lo que te llevó a la cruz, ¿qué tanto te costaba hacer un nuevo milagro? ¿por qué traicionarme a mí? ¿acaso tú no conocías mi vilipendiado final? después de todo lo mío estaba escriturado desde antes de nacer, ¿cuánto en mí fue traición?, pensó Judas poniéndose la soga al cuello.


Aída Reyes-Alcalde

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