top of page

Nunca más

Actualizado: 21 jun

ree

Alguien habló de suicidio... 

Estaba completamente indefenso

sólo era un niño jugando a poeta.

 

A veces pienso en los ángeles que vendrán 

e imagino que él viene,

que va a estar en las calles

observando las estrellas plutónicas, 

hablo con un demonio, él tiene más datos...

 

Me encuentro con la señora muerte, 

antigua amiga de la casa y me confirma 

el acta de defunción bajo siete llaves, 

yo le arrojo una moneda de cartón 

y un cuervo susurra  

¡nunca más!

 

Alguien discute

(porque no acepta que sea él).

Vuelvo a mi cuadro con mi vida en la pared...

 

El diablo dobla en la esquina y 

un ángel pide limosna, 

que sea la última vez que vea sufrir a un ángel...

Salgo corriendo...

 

Tengo sentimientos contradictorios, 

el cuerpo inerte que yace bajo su sombra,

reconozco la cicatriz en su ala siniestra, 

la forma de su cabeza y el busto de Palas.

 

Me tiembla el estómago, 

no quiero encontrarme otra vez con la muerte, 

no quiero que me visite de improviso, 

¡nunca más!

 

Me pasé un siglo observando ángeles morir

y no quiero reconocer que este ángel me era conocido, 

estalla el llanto, la ira me sale de los poros...

 

Mi última imagen de su rostro fue en el psiquiátrico. 

Yo iba de Leonora 

le llevaba su armadura, 

santos y una vela... 

¡No te arranques!, aquí estarás seguro

los humanos ironizan con tus alas y pluma.

¡Ligeia está afuera!

 

Siempre creí que los poetas giraban solos, 

ajenos a un mundo lleno de prosas,

en cambio, la cordura es marea alta...

 

Hay cuentos hermosos en los libros

encuadernados en piel,

me dijo una vez Poe,

venerables historias de cielos que se abren

y marejadas que son sangre,

que no se espantan al rugido de los ángeles

hasta que mis alas soltaron su armadura

y el ruido de su corazón comenzó a delatarme.

 

Y cuando los astros desciendan

a increparme en la noche memorable,

diré aturdida, soberbia de poeta

y adolorida, en incomparables metáforas,

resonaré en su tumba

¡desobediente ave!

 

A la noche siguiente ya no estaba, 

sólo una pluma quedó en el piso...

Su cuervo: nunca más, nunca más.

 

Finalmente lo encontré en nuestro piso,

se terminan las noches de angustia, 

de vagar por calles, 

de ir a la morgue viendo a cientos de muertos

que no eran el mío, 

de entrevistar a sus personajes,

de poner mis nombres

en una caja llena de esperanzas, 

de poner avisos sobre sus alas, 

hubiese sido mejor detener las pesquisas... 

Cerrarme el alma... 

 

Muchos se niegan a aceptar esta realidad 

y le han visto vagar apostando nuestras vidas... 

Sólo me queda decir a aquellos

que tienen la suerte de ver a un ángel,

créanme, era mi cuervo nada más.

 Miro al pájaro negro,

sonríe y grazna y le comienzo a hablar,

venerable ave ¿cuál es tu nombre en la región plutónica?

(siempre Palas sobre el busto)

¡nunca más!

y sobre mi alfombra yace Poe con su ala rota

ya sea en el pozo o en el péndulo.


Aída Reyes-Alcalde

Comentarios


Otras historias

bottom of page